Cómo aprender a parar..Sin culpa

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Oh baby! Parar. Literalmente parar aún con el ruido externo. ¿Alguna vez lo has probado? y… ¿cómo te ha ido? Si eres de las personas que inherentemente sabe darse el tiempo y el espacio para cada cosa con total paz y sin culpa, de verdad que te felicito. 

Te cuento; este último mes, más concretamente desde el último eclipse de luna en Tauro (nov 2021), me he retado a mi misma a realizar ese parón de obligaciones, tanto a nivel físico como mental con el fin de priorizar y conectar con mi ser. 

Tras un año intenso, lleno de imprevistos en todos los niveles que hemos vivido todos, y en mi caso más sentido especialmente a los últimos 2 meses, el mismo día del mencionado eclipse me pasé la noche vomitando. 

(paréntesis cósmico) – Si aún no me conoces, debes saber que como amante, estudiante y creyente en la energía del universo, me guío mucho a través de los tránsitos astrológicos para entender y canalizar ciertas situaciones y emociones,  – partiendo de la base que somos seres naturales y como tal estamos conectados con los ciclos de la naturaleza-. 

Dicho esto, cabe tener en cuenta que Tauro, donde se dio el eclipse, es la energía que colectivamente vamos a tener que aprender a integrar a partir de 2022 y trata precisamente de la materia, el cuerpo, la esencia, naturaleza, valor propio y general, saber darnos estabilidad, placer y recursos materiales.- 

Bien, ahora sí, volviendo a la noche del eclipse lunar en Tauro en la que se nos dio un pequeño preview de lo que viene…al pasarla vomitando enseguida supe y sentí que era el modo en el que mi cuerpo me estaba hablando pidiéndome hacer purga de todo eso que ya no necesito para poder volver a conectar conmigo misma, con mi esencia y darme el valor que tengo y merezco para poder integrar esa energía que viene fuerte y cada vez podemos sentir más.  (ej: la naturaleza nos está hablando de esa misma necesidad de purga a través de varios sucesos relacionados con el medioambiente: volcanes, inundaciones, terremotos…). 

Así fue cómo tomé la decisión de tomarme lo que queda de año conectando (más) conscientemente con mi cuerpo, dándome la presencia y la escucha que mi cuerpo requiere en cada momento, por eso si me sigues en redes has podido notar que últimamente no he estado tan activa por ese medio. 

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Cuando eres una persona acostumbrada a estar activa continuamente, ya sea desde el instinto creativo, físico como desde una mentalidad emprendedora, todo lo que sucede  a tu alrededor te inspira a crear algo, a pensar en maneras de transformar ideas en proyectos y ponerte manos a la obra ambiciosamente. A esta esencia súmale el ritmo frenético externo de la sociedad que nos bombardea continuamente con el deber hacer, hacer, hacer para poder lograr “ser alguien”. 

Ok, STOP! Con tan solo darnos cuenta de lo tóxica que resulta la presión externa, una ya se para a revisar si efectivamente está siendo arrastrada por la ansiedad de la masa colectiva y en ese parar por evitar ser dominada por “causas externas” es cuando empieza el trabajo duro: el observarte y responsabilizarte de ti misma. 

  • Darte cuenta que, sí, obvio hay una presión externa que no ayuda pero que al final el ritmo vital de cada quien se lo pone una misma y muchas veces nos desconectamos y perdemos por tener automatizados tantos “deberes” sociales que adoptamos como propios porque…»si a mi nadie me ha dicho específicamente que tirarme en el sofá a ver un capitulo más de una serie o tomarme una tarde o el día libre está mal, ¿por qué me siento yo culpable por hacerlo aún sintiendo la necesidad de descanso? ¿Por qué me prohibo a mi misma de ciertos placeres?» 

¿Te identificas? 

  • Entonces, empezar a relajarnos y darnos nuestro tiempo sin culpa. ¿Cómo se logra eso? Más que aprender siguiendo una guía pautada se trata de practicar estar presente con una misma. Esto requiere ir lento e incluso parar para poder hacer y sentir ese “check in” personal de hacernos preguntas sobre  ‘¿como me siento con esto y aquello? Aplica a personas, situaciones, hábitos, rutinas…

Lo maravilloso de permitirte parar, hacerte preguntas y sobre todo quedarte con ellas y tus respuestas es que eso mismo es lo que permite introducir la pausa y la re-conexión contigo misma en tu vida. 

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  • Darte este momento, sea de unos minutos, horas, días o semanas es uno de los grandes regalos que te puedes dar para ganar conciencia propia. Al ganar conciencia, ganas claridad y con la claridad puedes empezar a re-ordenar y vivir tu vida respetando tus propios valores y eso, amiga mía, está relacionado con la autenticidad.
  • Otro aprendizaje que puede darte la pausa y la lentitud es el de la observación y rectificación. Observar cómo actúas en cada situación/área de tu vida, darte cuenta si vives en autopiloto sin pensar y en tal caso rectificar y empezar a poner límites y adoptar mejores hábitos en esas áreas. 

Sobre todo, algo que quiero que te lleves de esta experiencia es que uno de los mayores regalos de permitirte parar y sentir tu presencia en cada momento es que te invita a recrearte y eso mágicamente elimina la densidad que no te suma en tu vida para sustituirla por el espacio necesario que te va a inspirar a CREAR eso que sí se alinea contigo hoy. 

Y ahora, obviamente tras contarte todo esto quiero invitarte a que te retes a ti misma y pruebes esto de parar o al menos permitirte ir más lenta, más consciente y observar cómo te vas sintiendo y qué aprendizajes sacas tú, porque cada quien vive su propia experiencia. 

Si te animas a probar la pausa, me encantará que me escribas contándome tu experiencia. 

Entre tanto yo sigo viviendo y experimentando varias cosas que ya te iré contando…

Hasta pronto valiente,

Silvia Minguella

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